14 de octubre de 2008

Ningún dolor me es ajeno

Ayer por la noche escuchaba una entrevista que realizaba León Krauze a Ana Belén y Víctor Manuel en su programa de radio. Hablaban de diversas cuestiones, sobre todo relacionadas con su carrera musical, cuando León Krauze les preguntó si el cantante tenía una responsabilidad con su ambiente. Ana Belén contestó afirmativamente y entonces pronunció la frase que titula esta reflexión: "Ningún dolor me es ajeno."

¿Y cuáles son los dolores del mundo? Hoy más que nunca el dolor más grande es provocado por la pobreza, esa pobreza que tiene rostro de hambruna, de epidemia, de refugiados, de migrantes, de muerte sin sentido. Justo hoy la FAO declara que ha aumentado a 923 millones el número de personas desnutridas en el mundo. En sólo un año 75 millones de personas han dejado de recibir los alimentos suficientes para poder vivir relativamente con dignidad. Lo preocupante de esta hambre es que no sólo es consecuencia de la pobreza, es también causa de la misma, en un círculo vicioso que se agrava cada día más.

Lo que me cuestiona es si ese dolor realmente lo sentimos nuestro, si sabemos empatizar con aquellos que todas las noches se van a dormir con hambre o enfermos o sencillamente lejos de aquellos a quienes aman y a los que renuncian para tratar de darles una mejor vida, sin saber si al día siguiente habrá algo qué comer, si recuperarán la salud, si los volverá a ver... sintiendo que a cada instante se les escapa un poco más de fuerza y otro tanto de esperanza. Y es un dolor tan grande que mejor no lo vemos, ni lo oímos, ni mucho menos lo sentimos.

Sin embargo, hay dolores a los que sí sabemos reaccionar. Frente a la crisi
s financiera que vivimos no pasa más de una semana para que el gobierno de Estados Unidos decida implementar un rescate que costará $700,000,000,000 de dólares. En el año 2005, como resultado de la movilización mundial para la erradicación de la pobreza promovida en el concierto Live 8, se logró que los países pertenecientes al G8 duplicaran la ayuda destinada a los países más pobres a $50,000,000,000 al año. Entiendo que sin ese plan de rescate muy probablemente los pobres hubieran sido los que sufrirían más... como siempre. Sin embargo, no deja de cuestionarme el porqué para rescatar a los banqueros y financieros el gobierno puede desembolsar semejante cantidad de recursos y cuando la FAO en el año 2002 calculó en $24,000,000,000 de dólares al año para erradicar el hambre en el mundo, nadie sacó la chequera. Es más, en ese año el presupuesto militar de Estados Unidos fue de $380,000,000,000 de dólares además de $31,500,000,000 de dólares para una supersecretaría antiterrorista. Creo que no es difícil visualizar a los banqueros yendo a cenar sin ninguna preocupación mientras que casi una sexta parte de la población del mundo están yendo a la cama con un hueco en el estómago, no sólo de hambre, también de incertidumbre y desesperanza.

¿Y qué podemos hacer para aliviar ese dolor? ¿Cómo podemos hacer realidad el sueño de erradicar la pobreza, de hacer que la pobreza sea historia? No hay respuesta sencilla a esta pregunta pero creo que cualquier acción en este sentido empezaría por despertar y tomar conciencia. Después habra que continuar estudiando los mecanismos que generan y perpetúan esa pobreza, criticando los sistemas sociales y económicos en los que hemos estado viviendo y que no están dando resultado, exigiendo un comercio justo y una verdadera responsabilidad social de todas aquellas empresas de las que somos clientes, denunciando la injusticia y procurando participar en acciones colectivas que busquen mejorar la educación, la salud, las condiciones de vida de los sectores de la población que viven esa pobreza.

Yo sueño en un mundo en que mis hijos realmente conozcan la pobreza en los museos. Sin embargo, se que para esto tendremos que lograr que auténticamente ningún dolor nos sea ajeno. ¿Qué significa, qué implica esto? Algo que desde la Revolución Francesa es proclamado pero que no hemos logrado vivir: el ser verdaderos hermanos, el hacer que la fraternidad no sea sólo una proclama sino que sea un principio de relación entre todos los seres humanos. Los mayas lo resumían en una frase bellísima: "In Lakesh", que significa "Yo soy otro tú" o "Yo soy tú." Así que si para nosotros no toleraríamos una situación de miseria, de una pobreza que mata, no lo toleremos para nadie. A ninguno se nos pide en exclusiva la tranformación del mundo entero. Sin embargo, nadie está eximido de hacer al menos lo que está en sus manos para hacer de este mundo un espacio más justo y humano.

NOTA: Las cifras las expresé de esa manera a propósito, tratando de dimensionar un poco más su significado, aunque de todos modos es difícil hacerlo cuando en México aproximadamente 44,000,000 de personas viven en la pobreza, de los cuales 14,000,000 viven en pobreza extrema o alimentaria, es decir, con menos de 1 dólar diario.

2 comentarios:

carlosjoseperezsamano dijo...

Luis, no he leído tu blog (jaja) pero ya lo agregué al mío para hacer redes y ser más visitados todos. Un abrazo, y ahorita te leo...

Dr. Enrique Cárdenas dijo...

Gracias Luis Gerardo por concientizarnos más acerca de la pobreza mundial y de la nuestra. Realemente qué poco hago para aliviarla.
Un abrazo
Enrique