Por Alejandro Ordoñez (alumno de Formación Humana y Compromiso Social)
“No es un mito, sus terribles consecuencias ya nos afectan y, quizá, sólo tenemos diez años para frenar un poco su peligrosa velocidad” son las palabras del ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore en su conferencia magna “Una Verdad Incómoda” impartida en México el pasado 31 de julio del presente año.
Después de esta conferencia magna, algunas empresas socialmente responsables han tomado acciones concretas, que en conjunto han permitido cumplir un objetivo impuesto por la Organización de las Naciones Unidad (ONU), así como por el gobierno federal de México.
Este hecho ha permitido que en nuestro país comience una campaña de reforestación para así, dar un pequeño alivio a la deforestación que se produce en nuestros bosques. De este modo, el gobierno se ha propuesto una meta de 250 millones de árboles, los cuales serán plantados por niños y jóvenes, para de este modo incentivar el cuidado y preservación de los recursos naturales, que en un futuro nos ayudará a mantener sano el ecosistema así como involucrar cada vez más a las futuras generaciones en el cuidado del medio ambiente.
El plantar árboles se hizo con el propósito múltiple de salvaguardar los suelos de la erosión, elevar la captación de la humedad y agua, y fortalecer la absorción de bióxido de carbono suspendido en la atmósfera.
“El binomio entre la salud y el medio ambiente es indisoluble...”[1]; son las palabras dadas a conocer el día del convenio entre un laboratorio mexicano y la Secretaria de Medio Ambiente. Dicho lo anterior, hizo notar a todos los presentes que de seguir así, los recursos de nuestro planeta se extinguirán trayendo como consecuencia nuestro propio fin. Formamos parte de todo un gran ecosistema que estamos desequilibrando por cada acción inconsciente que hacemos, ya sea con la tala inmoderada, cacería clandestina, pesca inmoderada, contaminación del aire, contaminación del suelo o del agua. Con cada punto de lo anterior que realicemos, ayudamos a que se acelere el calentamiento global, la extinción de especies, la disminución de la calidad del aire que respiramos.
Así que, si en algún momento queremos cambiar, ese momento es ahora. De no hacer algo en este instante, las consecuencias a diez años podrían ser catastróficas, tal y como lo dijo Al Gore en su momento. Si comenzamos ahora es posible que en la siguiente década se empiecen a notar los resultados, tal como un freno al calentamiento global y al deshielo de los polos (que de continuar como hasta la fecha, ocasionaría inundaciones en todas las zonas costeras), a las sequías, a los huracanes cada vez más intensos, a las perdidas de tierras de cultivo, etc.
Es importante hacer énfasis en que si no hacemos ahora mismo algo por nuestro hogar, la Tierra, en un futuro no lejano será imposible. Hay que tomar acciones ahora, no quedarnos como simples espectadores, pretendiendo que el gobierno o instituciones privadas hagan todo el trabajo. Tenemos que actuar todos y no hay la necesitad de pertenecer a algún grupo activista, podemos empezar en nuestros hogares con simples tareas como separar la basura, consumir menos electricidad, consumir menos gas, menos agua; éstas son tareas que tanto a la naturaleza le beneficia como a nosotros mismos. Incluso usar nuevas tecnologías como el uso de combustibles no contaminantes, celdas solares, ventanas térmicas que conservan el calor, arquitecturas sustentables, consumir productos reciclables, vehículos híbridos. Todo lo anterior tiene como resultado a cierto plazo un ahorro en la economía y, para la naturaleza, un suspiro.
[1]