Por Judith Monsiváis García (alumna del curso Liderazgo)
Es común en estos tiempos observar en cualquier medio, e incluso, conversación, el nombre del actual presidente del país más poderoso: Barack Obama. Los ojos del mundo cubren uno a uno cada paso que da, con la esperanza de todo aquél que confía en un sueño hecho realidad, en romper el paradigma, pues, no sólo es el primer afroamericano que llega a ese puesto; es la viva imagen de un líder que tiene en sus manos la frase “es posible”. Me sentía ya bastante conmovida por la vida de este hombre, el cual, no venía de una familia con todos los lujos ni tuvo todas las facilidades, al contrario, un ser íntegro que ha logrado todo con base en un esfuerzo e integridad impecable; sin embargo, hace unos días quedé estupefacta con un correo electrónico que hablaba de aquella persona que con frecuencia menciona Barack: su madre, Stanley Ann Dunham Soetoro. Me sorprendió tanto la historia de esta mujer que decidí buscar fuentes que confirmaran el correo; efectivamente, un ser humano excepcional, líder que, como dice su hijo, fue una “madre singular”[1] . A continuación les presento los hechos que me hicieron perder el aliento:
Su madre, una mujer blanca estadounidense, fue antropóloga, activista social y sin duda alguna, líder. Desde joven tuvo una visión diferente del mundo, pues, pese al racismo persistente de la época, ella se oponía a estas cuestiones al formar relaciones interraciales y conociendo acerca de otras formas de vida, cambios de paradigma radicales. Prueba de lo anterior son sus dos matrimonios, uno con Barack Obama padre, de Kenia, y el segundo con Lolo Soetoro, de Indonesia (ambos fallidos). Cuando se casó por segunda vez decidió mudarse con su esposo a su tierra natal, donde comenzó a tener contacto con gente muy pobre, decidiendo de esta manera hacer algo, con programas de asistencia social y conociendo a fondo a toda la gente, sus problemas y necesidades, buscando cómo ayudarlos a tener otra realidad, viviendo de cerca sus condiciones, con empatía genuina, “poniéndose en sus zapatos” de verdad (a diferencia de muchos gobiernos que deciden, por ejemplo, el destino de las minorías con base en falsas creencias de sus vidas). Evidentemente, Barack estuvo con ella y, se permeó de toda esta calidad humana. La gente a su alrededor la reconocía y sabía que era una mujer poco convencional, la cual estudiaba, trabajaba, criaba a sus hijos y apoyaba a las personas al mismo tiempo. Después de divorciarse siguió con su actividad y, dejó a Barack vivir con sus abuelos, decisión que, pese a ser dolorosa por la separación, ella entendió como una oportunidad de madurar y algo que iba a ser mejor para él. Stanley Ann se convirtió en consultora de la Agencia Internacional del Desarrollo de los Estados Unidos y después formó parte de la Fundación Ford especializándose en el trabajo de las mujeres. Se hizo consultora en Pakistán y posteriormente miembro del banco más viejo de Indonesia creando servicios como créditos y ahorros para los pobres, con el programa más grande de microfinanciamientos del mundo.
Una mujer líder en toda la extensión de la palabra (era visitada por los activistas y defensores de derechos humanos más importantes), cambiando la vida de todos a su alrededor, mostrándoles el camino del servicio, de romper con aquello que no está bien, demostrando que de querer hacer las cosas se puede, siendo ejemplo viviente de que no hay poder que detenga el deseo de cambiar al mundo, con una vida de principios y valores, de levantarse una y otra vez pese a los obstáculos. Es por esto que es la escultora de su hijo, al cual le enseñó a alzar su voz ante el poder de la injusticia, a desarrollar una ambición humanizada basada en la tolerancia, la importancia de la honestidad, a hablar sin rodeos, el juicio independiente y el liderazgo que lo conduciría a ser quien es ahora. Esta maravillosa mujer falleció de cáncer a los 52 años, en noviembre de 1995, queriendo todavía adoptar a una niña coreana; sin embargo ella vive en el legado que dejó en cada persona que tuvo la fortuna de conocerla, completando así el ciclo de un gran líder: el que deja huella. Después de conocer esta historia me di cuenta del potencial de mis acciones y lo que puedo ser capaz de hacer, además de saber que un líder es más que una persona que se para frente a otras que le siguen; no, estas personas ven un punto lejano que han de alcanzar y que su camino debe hacerse con valores que les garanticen vivir y dejar vivir.
“La figura dominante en mis años formativos… Los valores que me enseñó continúan siendo mi criterio cuando veo cómo me dirijo en el mundo de la política”.[2] Barack Obama.
[1] Scott, J. A Free-Spirited Wanderer Who Set Obama’s Path- New York Times. Marzo 14, 2008. Disponible en: (http://www.nytimes.com/2008/03/14/us/politics/14obama.html?pagewanted=1&_r=1&fta=y). Consultado en; (26 de enero 2009).
[2] Llewellyn, S. The Truth Seeker: Obama´s Mother: Fascinating and Revealing!!. Junio 2, 2008. Disponible en: (http://www.thetruthseeker.co.uk/print.asp?ID=8776). Consultado en: (26 de enero 2009).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario