El pasado lunes 12 de octubre se celebró la primera ceremonia del Árbol de la Fraternidad en el campus Toluca del Tecnológico de Monterrey. Este árbol representa la diversidad del campus, que en este momento tiene a representantes de 24 países y de los 32 estados de la república. El árbol que eligieron fue el que donó la generación 92-95 de preparatoria hace 15 años. Como parte de la ceremonia pronuncié el siguente discurso que quiero compartir con todos, especialmente con los compañeros de mi generación y nuestros profesores, que en muchos sentidos dejaron una huella positiva e indeleble en mi. ¡Gracias por esos años de amistad y aprendizaje!
Finalmente, para un ahuehuete 15 años no son nada. Es una de las especies más longevas del mundo, así que un ejemplar de 100 años es apenas un joven, si pensamos en que suelen vivir más de 500 años, aunque siempre hay ejemplares excepcionales como el Árbol del Tule en Oaxaca, que se calcula ha vivido más de 2000 años. Creo que un sueño que podemos compartir hoy es que esas amistades, esas relaciones fraternas que vamos creando durante nuestro paso por el Tec sean igual de duraderas que estos árboles, que incluso cuando nuestros caminos se separen y nos lleven a lugares lejanos, podamos al reencontrarnos descubrir en nuestras miradas ese cariño que fuimos construyendo y que nos une en una misma historia.
Queridos alumnos, maestros y directivos, hermanos todos.
Es para mi una alegría poder compartir este mensaje con ustedes en un día que en lo personal es muy especial. Yo soy parte de la generación 92-95 de preparatoria. Y hace quince años, cuando estábamos a punto de terminar esa etapa de nuestras vidas, nuestra mesa de generación pensó en dejar algo en el campus que recordara lo que habíamos compartido juntos esos tres años. No recuerdo exactamente cómo pero surgió la idea de plantar un árbol, uno que además fuera representativo de nuestro país. Mi papá es ingeniero agrónomo y cuando le platiqué lo que queríamos hacer me dijo que el Ahuehuete es el árbol nacional de México porque prácticamente se encuentra en todo el territorio nacional. Por coincidencias de la vida, él había estado propagando ahuehuetes y nos regaló éste que tenemos aquí. El día en que nos tomamos la foto de generación organizamos una comida y lo plantamos, para que nos representara y recordara uno de nuestros sueños: construir desde donde cada uno de nosotros estuviera un México de raíces firmes.
Desde ese día han pasado ya 15 años, el que era apenas una ramita, ha crecido, y hoy además de ser un símbolo de un pequeño grupo de muchachos de 18 años llenos de sueños y sus profesores, se convierte en símbolo de la fraternidad que han construido todos los que han caminado por aquí, de los que seguimos haciéndolo y de los que vendrán detrás de nosotros, sin distinción de origen o identidad.
Los ahuehetes son árboles muy especiales, y sus características hoy pueden ser para nosotros un recordatorio de lo que nosotros podemos ser.
Una de esas características es que para poder crecer necesitan mucha agua. De hecho su nombre náhuatl significa "viejos del agua", porque es común encontrarlos cerca de ríos y lagos, además de que es común también que se forme en ellos heno, lo que los hace parecer ancianos con canas. Pueden resistir bastante bien periodos de sequía cortos pero sin agua pueden morir fácilmente. Creo que la fraternidad es igual, necesita ser abastecida constante y abundantemente de respeto, confianza, ayuda, solidaridad, alegría, convivencia, incluso, amor, así que siguiendo el simbolismo hay que regarlo a diario, pues al igual que en el caso de nuestro viejo del agua, la fraternidad necesitará de nosotros para seguir creciendo y madurando.
El ahuehuete es una especie relativamente indiferente a la temperatura, siempre y cuando exista la humedad adecuada, así lo podemos encontrar en lugares frescos como Toluca pero también en lugares cálidos como Monterrey u Oaxaca. También es un árbol raramente atacado por plagas y muy resistente a las enfermedades. Ojalá que nuestra fraternidad, esos los lazos que de amistad y cariño que vamos creando y consolidando aquí en el Tec, tengan esa resistencia y que a pesar de los malos momentos que son inevitables, podamos ver unos en otros a ese ser humano semejante a nosotros ante el cual podemos ser solidarios, podemos ser hermanos.
Finalmente, para un ahuehuete 15 años no son nada. Es una de las especies más longevas del mundo, así que un ejemplar de 100 años es apenas un joven, si pensamos en que suelen vivir más de 500 años, aunque siempre hay ejemplares excepcionales como el Árbol del Tule en Oaxaca, que se calcula ha vivido más de 2000 años. Creo que un sueño que podemos compartir hoy es que esas amistades, esas relaciones fraternas que vamos creando durante nuestro paso por el Tec sean igual de duraderas que estos árboles, que incluso cuando nuestros caminos se separen y nos lleven a lugares lejanos, podamos al reencontrarnos descubrir en nuestras miradas ese cariño que fuimos construyendo y que nos une en una misma historia.
Hoy este árbol mexicano es símbolo de esa esencia común que compartimos los que hemos pasado por estas aulas, caminado por estos pasillos, de los que hemos estudiado o trabajado aquí, sin importar el estado o el país de donde vengamos, compartimos una vivencia, una identidad, al final en cierta medida todos somos del Tecnológico de Monterrey, campus Toluca, pero sobre todo, todos somos humanos.
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